El motivo de la visita era un útero engrandecido por un fibroma.
Durante la consulta, me hizo saber que los ovarios se mantenían sanos.
Le comenté que en mi comunidad el cirujano me aconsejaba la extirpación de los ovarios.
Don Santiago me comentó que lo que tenía sano no me lo dejara extirpar, que para algo Dios me lo había puesto en el cuerpo, (el consejo más sabio que he recibido en mi vida).
Se me ofreció para hacerme la intervención personalmente en Barcelona, pero tenía un grave problema en mi contra y era la gran soledad que tenía en el entorno familiar, y me encontraba a 1.000 km de distancia de mi tierra.
Intervención que se hizo en mi comunidad, pero mediante previa comunicación al cirujano, antes de la intervención en su despacho y también en la sala de quirófano, dado que no me deje anestesiar hasta que le hice mi última recomendación, que fue la siguiente:
Doctor, respéteme los ovarios, tengo conocimiento de que están sanos, y así fue.
En los años posteriores, Don Santiago me hizo varios reconocimientos preventivos en su Instituto Dexeus, del cual traje varios libros de ginecología, en los que encontré mucha información del cuerpo de la mujer.
Y después de 31 años mis ovarios son mis compañeros en mi caminar diario, los que me han mantenido la calidad de vida.
En mi corazón hay un pequeño hueco en el que le llevo a usted Don Santiago. Muchas gracias por su gran ayuda, su calidad humana siempre la tendré presente mientras viva.
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