En la prensa Expansión del día de hoy, 31 de mayo de 2017, el reportaje firmado por C. Morán, se refiere a las autopistas españolas y el complicado momento que les ha tocado vivir, el que llama "un hervidero de intereses".
En este caso se refiere, entre otras, a la autopista del Atlántico que construyó el puente de Rande - Moaña - Vigo (Pontevedra), por el que he circulado muchas veces en ambas direcciones.
Cuantos recuerdos me vienen a la memoria, conduciendo mi Renault 4 (4 latas, nombre vulgar por el que se conocía en Galicia), un gran coche, humilde, amplio en cabida, cómodo en su interior, asientos traseros abatibles para transportar mercancía, el gran amigo de Mary Carmen, con el que recorrí unos 270.000 Km, nunca me dejó tirada en las carreteras.
ESOS SI QUE FUERON MIS AÑOS FELICES.
Mi hijo mayor entró a trabajar en el Banco Galicia, en Vigo. Cuantas gestiones tuve que hacer antes de la fecha de incorporación, incluida cola en las oficinas de paro para registrar el primer trabajo...
Mi segundo hijo; poder terminar la carrera de Empresariales en Vigo, al mismo tiempo, que cumplía el servicio militar en la Cruz Roja, puesto de Parga, Guitiriz, Lugo.
Uno de los días libres de la semana que le permitía lo militar (descanso), le acompañaba conduciendo mi 4 L, desde la provincia de Lugo a Vigo, pasando por tres provincias - Lugo, La Coruña, Pontevedra, Vigo - , unos 300 Km para asistir, en la Escuela de Empresariales, a las clases de una asignatura, Economía de la Empresa, y así hasta 18 meses que consiguió a aprobarla y terminar la carrera de Empresariales, y al mismo tiempo, la licencia militar.
El puente en aquellos años, era de reciente construcción y las tasas de la autopista - ir y venir -suponían dinero, era mi entrada triunfal en Vigo con mis hijos. Primero, el trabajo de mi hijo mayor y, el segundo, el título de la carrera.
Al ir, conducía la madre y al regresar conducían ellos.
Una de mis luchas por mis hijos mayores.
¡Cuantos recuerdos me trae el Puente de Rande!
Aposté fuerte por mi trabajo y por mis hijos.
Mi querido Puente de Rande, me sentía volar cual pájaro.
